equilibrar las ruedas

Los síntomas de que las ruedas no están correctamente equilibradas suelen manifestarse a velocidades altas, en torno a los 100 kilómetros por hora, y consisten en temblores o vibraciones en el volante y el salpicadero si se trata de las ruedas delanteras. No es extraño que esas perturbaciones obliguen al conductor a corregir la dirección constantemente. En el caso de que el desequilibrio afecte al eje posterior del coche, la vibración se notará en los asientos traseros.
Las causas de ese desequilibrio pueden ser múltiples, desde un montaje deficiente a una presión inadecuada de los neumáticos o la pérdida accidental de algún contrapeso. A velocidades elevadas, las fuerzas generadas por la rotación aumentan la importancia de una diferencia de pesos aparentemente insignificante, y alteran el rendimiento del vehículo. Por eso, equilibrar las ruedas significa lograr que el centro geométrico del coche coincida con su centro de gravedad.

La operación de equilibrado de ruedas elimina vibraciones y ruidos en el habitáculo, aumentando la comodidad y la seguridad de la marcha. También alarga la vida útil de ciertos componentes del vehículo al evitar un desgaste prematuro e irregular de los neumáticos, e impedir daños en el sistema de suspensiones, la transmisión y las llantas.
El equilibrado de ruedas no es una labor sencilla. Por lo general, se realiza en un taller empleando una máquina que permite comprobar el comportamiento de la rueda durante la marcha, detectando cualquier descompensación por leve que sea. De esta forma, los técnicos pueden añadir contrapesos en determinados puntos de la llanta para que el coche ruede de manera equilibrada y el neumático tenga un desgaste uniforme.

Aunque a veces se utilizan ambas expresiones indistintamente, no hacen referencia a lo mismo. Mientras en el equilibrado se trata, básicamente, de eliminar vibraciones y conseguir una marcha uniforme, la labor de alineado busca lograr una disposición paralela de las ruedas del mismo eje, y de los dos ejes entre sí. Para realizarla hay que considerar valores como la divergencia, el ángulo de deriva y otros que afectan a la estabilidad del vehículo durante la marcha.